
Veo en esta pintura a una “madre” de la prehistoria, veo que ya entonces la mujer tenia un papel muy importante en la sociedad, veo que se ocupaba de los hijos, de cuidarlos, darles protección, de educarlos; veo como al mismo tiempo que cuida del bebé, al que guarda al calor de su pecho, educa al mayor, enseñándole a ser útil, que la colaboración es necesaria.
Me parece una escena preciosa que habla de amor, que desprende ternura y a la vez tiene mucha fuerza.
Me enseña como esa madre, quizá consciente de su efímera naturaleza quiere dejar constancia de su paso por esta tierra, y con la “ayuda” de su hijo nos deja ese regalo precioso en el techo de su hogar que, además nos muestra que el arte es tan antiguo como la humanidad y siempre ha habido personas con sensibilidad capaces de ejecutar verdaderas obras maestras.
Esta pintura me da esperanza, me dice que si ya entonces una mujer era capaz de esto ahora en nuestro tiempo, con todas las facilidades de que disponemos, debemos de ser capaces de superar, no solo la crisis que tanto nos preocupa, sino cualquier reto con que la vida nos quiera sorprender.