¿Qué decir? Fue un día estupendo, primero porque lo pasamos muy bien estando juntas; por fortuna hemos conseguido formar un grupo excepcional, donde cada una aportamos lo mejor y eso se nota en la confianza, en la complicidad y sobre todo en la armonía que reina siempre que estamos juntas. Chicas, creo que somos muy afortunadas.
También por el lugar; es un paraje de montaña con olivos y algún que otro cerezo, alguna higuera… donde se respira la paz y el silencio de la naturaleza, que solo se rompía de vez en cuando por el canto de algún pajarillo y por supuesto, por nuestras voces y risas; comprendo perfectamente que nuestra Mª José se encuentre tan a gusto allí, cuidando de sus gatos y sus flores.
Tiene, a la entrada, un espacio precioso, que invita a sentarse y charlar; es fresco, acogedor, con profusión de flores y plantas llenas de vida y energía positiva con detalles que aportan armonia, como un nido de esparto, una lechera con plantas... Aquel “rincón” debe de ser la antesala del paraíso por la paz que inspira. Pese a lo acogedor del lugar, el tremendo calor nos obligó a estar dentro de la casa, que gracias a su solida construcción y sus gruesos muros, nos cobijó y nos hizo sentir muy bien.
Ejercimos, eso sí, durante un ratito, de cosechadoras de cerezas (hummmm) o quizá más exacto de devoradoras de cerezas?, que por su apetitoso color, brillo y dulzura nos invitaban a comer y seguir comiendo.
Comimos casi tanto como reímos; nuestra anfitriona nos obsequió con las frutas típicas del cortijo (lomo de orza, chorizos varios y un Riquísimo Salchichón) aceitunas de elaboración casera, tortilla de collejas… todo regado con abundancia y variedad .
Me ha gustado mucho la excursión, he disfrutado viendo a Mª José en aquel ambiente, regando las plantas, cuidando los gatos, me asombró ver como la conocen y consienten; ha merecido la pena esperar tanto , ha sido un día muy bonito que me ha aportado un soplo de naturaleza y vitalidad