Se
pueden decir muchas cosas respecto a la gran tragedia sucedida en Santiago, es terrible que de la noche a la mañana mueran y queden
heridas tantas personas; me siento conmovida y triste al pensar en el
dolor de tantas familias, pero también muy orgullosa de ser española
al ver como ha reaccionado la gente; no me cabe duda de que el ser
humano es intrínsecamente bueno, pienso en todas las personas de ese
pueblecito llamado Angrois, que estaban es sus tareas cotidianas,
todas y cada una con sus preocupaciones personales y no dudaron ni un
segundo en dejarlo todo e ir corriendo a auxiliar a los viajeros;
pienso en esas largas colas de gente para donar sangre, pienso en los
bomberos, médicos, enfermeros...no solo en los que estaban de
servicio, que también, sino en los que estaban de descanso o incluso
de vacaciones y se presentaron, sin ser llamados para AYUDAR.
Creo
que en los peores momentos se conoce a las mejores personas.
Cuando
sucede una tragedia, vemos como la gente, el pueblo llano, responde
de la mejor manera y esto hace que me sienta muy orgullosa y no me
acuerde de “esos pocos” políticos corruptos que intentan
amargarnos el día a día con sus malas decisiones
Pienso
que el cuento de Lorca “Encuentros de un caracol aventurero”
merece la pena ser leído varias veces y por varios motivos : Por el
placer que aporta leer una narración tan bien escrita, por su
lenguaje poético...
“Hay
dulzura infantil en la mañana quieta.
Los
arboles extienden sus brazos en la tierra.
Un
vaho tembloroso cubre las sementeras
y
las arañas tienden sus caminos de seda
-Rayas
al cristal limpio del aire...”
Porque,
a través de los personajes nos incita a la reflexión;
Cuando
las ranas, después de haber tratado de convencer al caracol de que
crea en Dios y en la vida eterna, como ellas le dicen, sin admitir
otras posibilidades, confiesan que ellas no creen y a pesar de ello,
han educado a sus hijos en la fé
y aun más:
“...Me
lleno de emoción al sentir la firmeza con que llaman mis hijos a
Dios desde la acequia...”
Esto
me hace pensar en la hipocresía, (o quizá cobardía, no sé) en
cuantas veces hacemos o dejamos de hacer lo que realmente queremos o
pensamos por ajustarnos a las conveniencias, a lo establecido; nos
asusta destacar, ser “diferentes”. Y me provoca una pregunta ¿se
llena de emoción por el orgullo de haber sido ella quien les inculcó
esa fe?
También
cuando encuentra a las hormigas... capaces de llegar ha matar a una
compañera porque las habla de algo totalmente nuevo para ellas, creo
que se manifiesta muy claramente el miedo a los cambios, a salir de
la rutina, el admitir que puede haber algo que no conocen, aunque
pueda ser tan hermoso como “las estrellas”. Cuantas veces la
humanidad ha actuado de esa forma¡, matando al descubridor por
miedo, quizá, a perder el poder, quizá a los cambios que pueda
acarrear lo descubierto... recordemos a Galileo, por ejemplo; a
cuantos “descubridores” se les ha tomado por locos y han tenido
que pasar años, varias generaciones para reconocer que tenían
razón.
También
pone, aquí, de manifiesto esa “soberbia” que nos caracteriza,
todos nos creemos capaces de juzgar los actos de los demás, hasta
este “pacífico burgués de la vereda ignorado y humilde”, su
condición no le impide nombrarse juez para decidir que se debe hacer
con la hormiguita “descubridora de estrellas”.
Creo
que este cuento es un fiel reflejo de la humanidad cuando...
“El
caracol suspira y aturdido se aleja lleno de confusión por lo
eterno. La senda no tiene fin, exclama. Acaso a las estrellas se
llegue por aquí. Pero mi gran torpeza me impedirá llegar. No hay
que pensar en ellas.
Cuantas
veces preferimos seguir con nuestras rutinas y no pararnos a pensar
en aquello “nuevo” de que nos han hablado; nos da pereza
complicarnos la vida y preferimos pensar que somos torpes, que no lo
entenderíamos y... elegimos “no pensar en ellas” y aunque,
quizá como el caracol, nos decidamos a salir a ver el “final de la
vereda”, lo que vemos nos asusta, nos provoca inquietud y
preferimos seguir siendo un “pacifico burgués de la vereda” y
quedarnos “contemplando el paisaje”
Hoy quiero compartir con vosotros este "cuento" de Federico García Lorca, que he leido hace poco y me ha encantado. He de confesar que apenas había leido nada de este gran poeta y que gracias a mi querida Angustias lo he descubierto, a ella le gusta mucho la obra y vida de este autor del que es una gran conocedora y por esto y por el gran cariño que la tengo quiero dedicarla mi humilde trabajo, espero que sepa disculpar los muchos fallos que, sin duda, tiene y los compense la ilusión con que lo he realizado.
También se lo dedico a mi hermana, creo que, gracias a su espíritu juvenil y soñador, la gustará.
NOTA.-Ayer(26/7/13), alguien muy experto en la vida y obra de Lorca me "aclaró" que esto no es un cuento, sino un poema. Nunca ha sido mi intención molestar a nadie sino todo lo contrario, he pretendido compartir mi placer al leer algo tan hermoso y, quizá, jugar un poco con la riqueza de nuestro lenguaje que nos permite dar distintas formas a un buen texto.
Encuentros
de un caracol aventurero
Hay
dulzura infantil en la mañana quieta.
Los
arboles extienden sus brazos en la tierra.
Un
vaho tembloroso cubre las sementeras y
las arañas tienden sus caminos de seda
-Rayas
al cristal limpio del aire-
En
la alameda
un
manantial recita su canto entre las hierbas,
y
el caracol, pacífico burgués de la vereda,
ignorado
y humilde, el paisaje contempla.
La
divina quietud de la naturaleza le dio valor y fe
y
olvidando las penas de su hogar, deseó ver el fin de la senda.
Echo
a andar e internóse en un bosque de yedras y de ortigas. En medio
había dos ranas viejas que tomaban el sol aburridas y enfermas
-Estos
cantos modernos, murmuraba una de ellas,
son
inútiles.
-Todos, amiga, le contesta la otra rana, que estaba herida
y casi ciega: Cuando joven creia que si al fin Dios oyera nuestro
canto, tendría compasión. Y mi ciencia, pues ya he vivido mucho,
hace que no la crea. Yo ya no canto más...
Las
dos ranas se quejan pidiendo limosna a una ranita nueva que pasa
presumida apartando las hierbas.
Ante
el bosque sombrío el caracol, se aterra, quiere gritar. No puede.
Las ranas se le acercan.
¿Es
una mariposa?, dice la casi ciega
-Tiene
dos cuernecitos, la otra rana contesta.
-Es un caracol. ¿Vienes,
caracol, de otras tierras?
-Vengo
de mi casa y quiero volver pronto a ella.
-Es
un bicho muy cobarde, exclama la rana ciega.
-¿No
cantas nunca?
-No
canto, dice el caracol.
-
¿Ni rezas?
-
Tampoco: nunca aprendí.
-¿No
crees en la vida eterna?
-¿Que
es eso?
-Pues
vivir siempre en el agua más serena, junto a una tierra florida que
a un rico manjar sustenta.
_Cuando
niño a mi me dijo un día mi pobre abuela que al morirme yo iría
sobre las hojas mas tiernas de los árboles más altos.
_Una
hereje era tu abuela, la verdad te la decimos nosotras. Creerás en
ella. Dicen las ranas furiosas.
¿Por
qué quise ver la senda? Gime el caracol. Sí, creo por siempre en la
vida eterna que me predicáis...
Las
ranas muy pensativas, se alejan, y el caracol asustado, se va
perdiendo en la selva.
Las
dos ranas mendigas como esfinges se quedan. Una de ellas pregunta:
-¿Crees
tu en la vida eterna?
-Yo
no, dice muy triste la rana herida y ciega,
_¿Por
qué hemos dicho entonces al caracol que crea?
-¿Por
que...? No sé por qué, dice la rana ciega, Me
lleno de emoción al sentir la firmeza con que llaman mis hijos a
Dios desde la acequia...
El
pobre caracol vuelve atrás. Ya en la senda un silencio ondulado mana
de la alameda.
Con
un grupo de hormigas encarnadas se encuentra.
Van
muy alborotadas, arrastrando tras ellas a otra hormiga que tiene
tronchadas las antenas.
El
caracol exclama:
-Hormiguítas
paciencia. ¿Por qué así maltratáis a vuestra compañera?.
Contadme lo que ha hecho . Yo juzgaré en conciencia. Cuéntalo tu
hormiguita.
La
hormiga medio muerta dice muy tristemente:
-Yo
he visto las estrellas.
-¿Que
son estrellas?-dicen las hormigas inquietas.
Y
el caracol pregunta pensativo: -¿estrellas?
-Si,
repite la hormiga, he visto las estrellas. Subí al árbol más alto
que tiene la alameda y vi miles de ojos dentro de mis tinieblas
El
caracol pregunta: ¿Pero que son estrellas?
_Son
luces que llevamos sobre nuestra cabeza.
_Nosotros
no las vemos, las hormigas comentan.
Y
el caracol, - mi vista solo alcanza a las hierbas.
Las
hormigas exclaman moviendo sus antenas:
_Te
mataremos, eres perezosa y perversa. El trabajo es tu ley.
-Yo
he visto las estrellas,. Dice la hormiga herida.
Y
el caracol sentencia:
-Dejadla
que se vaya, seguid vuestras faenas. Es facil que muy pronto ya
rendida muera.
Por
el aire dulzón cruzado una abeja.
La hormiga agonizando huele la
tarde inmensa y dice, es la que viene a llevarme a una estrella.
Las
demás hormiguitas huyen al verla muerta.
El
caracol suspira y aturdido se aleja lleno de confusión por lo
eterno.
La senda no tiene fin, exclama:
-Acaso a las estrellas se
llegue por aquí. Pero mi gran torpeza me impedirá llegar. No hay
que pensar en ellas.
Todo
estaba brumoso de sol débil y niebla.
Campanarios
lejanos llaman
gente a la iglesia,
y el caracol, pacífico burgués
de la vereda,
aturdido
e inquieto el paisaje contempla.
Federico
García Lorca
Diciembre
de 1918,
Granada
Tambien he confeccionado este vídeo,espero que os guste, yo he disfrutado mucho haciendolo