domingo, 28 de julio de 2013

Se pueden decir muchas cosas respecto a la gran tragedia sucedida en Santiago, es terrible que de la noche a la mañana mueran y queden heridas tantas personas; me siento conmovida y triste al pensar en el dolor de tantas familias, pero también muy orgullosa de ser española al ver como ha reaccionado la gente; no me cabe duda de que el ser humano es intrínsecamente bueno, pienso en todas las personas de ese pueblecito llamado Angrois, que estaban es sus tareas cotidianas, todas y cada una con sus preocupaciones personales y no dudaron ni un segundo en dejarlo todo e ir corriendo a auxiliar a los viajeros; pienso en esas largas colas de gente para donar sangre, pienso en los bomberos, médicos, enfermeros...no solo en los que estaban de servicio, que también, sino en los que estaban de descanso o incluso de vacaciones y se presentaron, sin ser llamados para AYUDAR.
Creo que en los peores momentos se conoce a las mejores personas.
Cuando sucede una tragedia, vemos como la gente, el pueblo llano, responde de la mejor manera y esto hace que me sienta muy orgullosa y no me acuerde de “esos pocos” políticos corruptos que intentan amargarnos el día a día con sus malas decisiones

martes, 16 de julio de 2013

Reflexión sobre "encuentros de un caracol aventurero"



Pienso que el cuento de Lorca “Encuentros de un caracol aventurero” merece la pena ser leído varias veces y por varios motivos : Por el placer que aporta leer una narración tan bien escrita, por su lenguaje poético...

Hay dulzura infantil en la mañana quieta.
Los arboles extienden sus brazos en la tierra.
Un vaho tembloroso cubre las sementeras
y las arañas tienden sus caminos de seda
-Rayas al cristal limpio del aire...”

Porque, a través de los personajes nos incita a la reflexión;
Cuando las ranas, después de haber tratado de convencer al caracol de que crea en Dios y en la vida eterna, como ellas le dicen, sin admitir otras posibilidades, confiesan que ellas no creen y a pesar de ello, han educado a sus hijos en la y aun más:
...Me lleno de emoción al sentir la firmeza con que llaman mis hijos a Dios desde la acequia...”
Esto me hace pensar en la hipocresía, (o quizá cobardía, no sé) en cuantas veces hacemos o dejamos de hacer lo que realmente queremos o pensamos por ajustarnos a las conveniencias, a lo establecido; nos asusta destacar, ser “diferentes”. Y me provoca una pregunta ¿se llena de emoción por el orgullo de haber sido ella quien les inculcó esa fe?
También cuando encuentra a las hormigas... capaces de llegar ha matar a una compañera porque las habla de algo totalmente nuevo para ellas, creo que se manifiesta muy claramente el miedo a los cambios, a salir de la rutina, el admitir que puede haber algo que no conocen, aunque pueda ser tan hermoso como “las estrellas”. Cuantas veces la humanidad ha actuado de esa forma¡, matando al descubridor por miedo, quizá, a perder el poder, quizá a los cambios que pueda acarrear lo descubierto... recordemos a Galileo, por ejemplo; a cuantos “descubridores” se les ha tomado por locos y han tenido que pasar años, varias generaciones para reconocer que tenían razón.
También pone, aquí, de manifiesto esa “soberbia” que nos caracteriza, todos nos creemos capaces de juzgar los actos de los demás, hasta este “pacífico burgués de la vereda ignorado y humilde”, su condición no le impide nombrarse juez para decidir que se debe hacer con la hormiguita “descubridora de estrellas”.
Creo que este cuento es un fiel reflejo de la humanidad cuando...
El caracol suspira y aturdido se aleja lleno de confusión por lo eterno. La senda no tiene fin, exclama. Acaso a las estrellas se llegue por aquí. Pero mi gran torpeza me impedirá llegar. No hay que pensar en ellas.
Cuantas veces preferimos seguir con nuestras rutinas y no pararnos a pensar en aquello “nuevo” de que nos han hablado; nos da pereza complicarnos la vida y preferimos pensar que somos torpes, que no lo entenderíamos y... elegimos “no pensar en ellas” y aunque, quizá como el caracol, nos decidamos a salir a ver el “final de la vereda”, lo que vemos nos asusta, nos provoca inquietud y preferimos seguir siendo un “pacifico burgués de la vereda” y quedarnos “contemplando el paisaje” 

                    -Espero vuestros comentarios
Un Besín
Ana
 

viernes, 12 de julio de 2013

Encuentros de un caracol aventurero


  Hoy quiero compartir con vosotros este "cuento" de Federico García Lorca, que he leido hace poco y me ha encantado. 
He de confesar que apenas había leido nada de este gran poeta y que gracias a mi querida Angustias lo he descubierto, a ella le gusta mucho la obra y vida de este autor del que es una gran conocedora y por esto y por el gran cariño que la tengo quiero dedicarla mi humilde trabajo, espero que sepa disculpar los muchos fallos que, sin duda, tiene y los compense la ilusión con que lo he realizado.

También se lo dedico a mi hermana, creo que, gracias a su espíritu juvenil y soñador, la gustará.

NOTA.-Ayer(26/7/13), alguien muy experto en la vida y obra de Lorca me "aclaró" que esto no es un cuento, sino un poema.
Nunca ha sido mi intención molestar a nadie sino todo lo contrario, he pretendido compartir mi placer al leer algo tan hermoso y, quizá, jugar un poco con la riqueza de nuestro lenguaje que nos permite dar distintas formas a un buen texto.
 
Encuentros de un caracol aventurero







Hay dulzura infantil en la mañana quieta.

Los arboles extienden sus brazos en la tierra.

Un vaho tembloroso cubre las sementeras y las arañas tienden sus caminos de seda

-Rayas al cristal limpio del aire-



En la alameda

un manantial recita su canto entre las hierbas,

y el caracol, pacífico burgués de la vereda,

ignorado y humilde, el paisaje contempla.


La divina quietud de la naturaleza le dio valor y fe

y olvidando las penas de su hogar, deseó ver el fin de la senda.



Echo a andar e internóse en un bosque de yedras y de ortigas. En medio había dos ranas viejas que tomaban el sol aburridas y enfermas


-Estos cantos modernos, murmuraba una de ellas,

son inútiles. 
-Todos, amiga, le contesta la otra rana, que estaba herida y casi ciega: Cuando joven creia que si al fin Dios oyera nuestro canto, tendría compasión. Y mi ciencia, pues ya he vivido mucho, hace que no la crea. Yo ya no canto más...



Las dos ranas se quejan pidiendo limosna a una ranita nueva que pasa presumida apartando las hierbas.



Ante el bosque sombrío el caracol, se aterra, quiere gritar. No puede. Las ranas se le acercan.



¿Es una mariposa?, dice la casi ciega


-Tiene dos cuernecitos, la otra rana contesta. 
-Es un caracol. ¿Vienes, caracol, de otras tierras?



-Vengo de mi casa y quiero volver pronto a ella.

-Es un bicho muy cobarde, exclama la rana ciega.

-¿No cantas nunca?

-No canto, dice el caracol.

- ¿Ni rezas? 
- Tampoco: nunca aprendí.

-¿No crees en la vida eterna?

-¿Que es eso?

-Pues vivir siempre en el agua más serena, junto a una tierra florida que a un rico manjar sustenta.

_Cuando niño a mi me dijo un día mi pobre abuela que al morirme yo iría sobre las hojas mas tiernas de los árboles más altos.


_Una hereje era tu abuela, la verdad te la decimos nosotras. Creerás en ella. Dicen las ranas furiosas.



¿Por qué quise ver la senda? Gime el caracol. 
Sí, creo por siempre en la vida eterna que me predicáis...



Las ranas muy pensativas, se alejan, y el caracol asustado, se va perdiendo en la selva.



Las dos ranas mendigas como esfinges se quedan. Una de ellas pregunta:

-¿Crees tu en la vida eterna?

-Yo no, dice muy triste la rana herida y ciega,

_¿Por qué hemos dicho entonces al caracol que crea?

-¿Por que...? No sé por qué, dice la rana ciega, Me lleno de emoción al sentir la firmeza con que llaman mis hijos a Dios desde la acequia...



El pobre caracol vuelve atrás. Ya en la senda un silencio ondulado mana de la alameda.

Con un grupo de hormigas encarnadas se encuentra.

Van muy alborotadas, arrastrando tras ellas a otra hormiga que tiene tronchadas las antenas.

El caracol exclama:

 -Hormiguítas paciencia. ¿Por qué así maltratáis a vuestra compañera?. Contadme lo que ha hecho . Yo juzgaré en conciencia. Cuéntalo tu hormiguita.
La hormiga medio muerta dice muy tristemente:

-Yo he visto las estrellas.

-¿Que son estrellas?-dicen las hormigas inquietas.

Y el caracol pregunta pensativo: -¿estrellas?

-Si, repite la hormiga, he visto las estrellas. Subí al árbol más alto que tiene la alameda y vi miles de ojos dentro de mis tinieblas

El caracol pregunta: ¿Pero que son estrellas?

_Son luces que llevamos sobre nuestra cabeza.


_Nosotros no las vemos, las hormigas comentan.

Y el caracol,
- mi vista solo alcanza a las hierbas.

Las hormigas exclaman moviendo sus antenas:

_Te mataremos, eres perezosa y perversa. El trabajo es tu ley.

-Yo he visto las estrellas,. Dice la hormiga herida.

Y el caracol sentencia:

-Dejadla que se vaya, seguid vuestras faenas. Es facil que muy pronto ya rendida muera.



Por el aire dulzón cruzado una abeja. 
La hormiga agonizando huele la tarde inmensa y dice, es la que viene a llevarme a una estrella.

Las demás hormiguitas huyen al verla muerta.



El caracol suspira y aturdido se aleja lleno de confusión por lo eterno. 
La senda no tiene fin, exclama:
-Acaso a las estrellas se llegue por aquí. Pero mi gran torpeza me impedirá llegar. No hay que pensar en ellas.



Todo estaba brumoso de sol débil y niebla.

Campanarios lejanos llaman
 gente a la iglesia,  
y el caracol, pacífico burgués de la vereda,

aturdido e inquieto el paisaje contempla.






Federico García Lorca

Diciembre de 1918,

Granada

Tambien he confeccionado este vídeo,espero que os guste, yo he disfrutado mucho haciendolo


Un Besin
Ana