lunes, 16 de julio de 2012

Jose Carlos de Luna(1890) escribio esta magnifica y tierna poesia, que hoy, por fin, copio aqui, sobre El Piyayo, que fue un famoso mendigo que hubo en Málaga.
Espero que os guste tanto como a mi, que me emociona,  enternece y provoca sentir una pena extraña, pues cuando lo leo me descubro con una sonrisa en los labios imaginandome a ese gitano que tan bien nos describe el autor

(Os recomiendo clicar en el Piyayo , es un enlace y podreis escuchar  a Toni Pujós recitandola, a mi me encanta)


¿ Tú conoces al "Piyayo", 
un viejecillo renegro, reseco y chicuelo; 
la mirada de gallo pendenciero 
y hocico de raposo tifioso...,
que pide limosna por "tangos"
y maldice cantando "fandangos"
gangosos...?

 
¡A chufla lo toma la gente,
y a mí me da pena
y me causa un respeto imponente!

 
Ata a su cuerpo una guitarra,
que chilla como una corneja
y zumba como una chícharra
y tiene arrumacos de vieja pelleja.
Yo le he visto cantando, babeando
de rabia y de vino bailando
con saltos felinos,
tocando, a zarpazos,
los acordes de un viejo "tangazo":
Y el endeble "Piyayo" jadea,
y suda..., y renquea,
y, a sus contorsiones de ardilla,
hace son la sucia calderilla.

 
¡A chufla lo toma la gente!
A mi me da pena
y me causa un respeto imponente.

 
Es su extraño arte su cepo y su cruz,
su vida y su luz,
su tabaco y su aguardientillo...,
y su pan y el de sus nietecillos;
"churumbeles" con greñas de álambre
y panzas de sapo, que aúllan de hambre
tiritando bajo los harapos;
sin madre que lave su roña;
sin padre que "afane", 

 porque pena una muerte en Santoña;
sin más sombra que la del abuelo...
¡Poca sombra, porque es tan chicuelo!
En El Altozano tiene el cuchitril
-¡a las vigas alcanza la mano! -,
y por lumbre y por luz un candil.
Vacía sus alforjas  - que son sus bolsillos -. 
Bostezando, los siete chiquillos
se agrupan riendo.
Y, entre carantoñas, les va repartietído
pan y pescao frito
con la parsimonia de un antiguo rito:
-¡Chavales!
¡Pan de flor de harina!... 
Mascarlo despasio.
Mejó pan no se come en palasio.
Y este pescaito, ¿ no es ná?
¡Sacao uno a uno del fondo der má!
¡Gloria pura é!
Las espinas se comen tamié',
que to es alimento...
Así..., despasito.
Muy remascaíto.
¿ No yores, Manuela!
Tú no pués, porque no tienes muelas
¡Es tan chiquitita mi niña bonita!...
Así despasito.
Muy remascaito,
migaja a migaja - que dure -,
le van dando fin
a los cinco reales que costó el festín.
Luego, entre guiñapos, durmiendo,
por matar el frío, muy apiñaditos,
la Virgen María contempla al "Piyayo"
riendo.
Y hay un ángel rubio que besa la frente
de cada gitano chiquito.

 
¡A chufla lo toma la - gente!... 
¡A mí me da pena
y me causa un respeto imponente!
 












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